Queridos hermanos:
Sé que la forma de la pregunta trae ya adherida una respuesta, pero creo que el título también debe ser llamativo, de ante mano una disculpa, pero hace algunos días fui impelido a externar mi opinión respecto de las celebraciones navideñas. Primero algunos inconversos, también una cristiana recién convertida y finalmente recibí un correo de un hermano de Querétaro respecto del árbol de navidad.
Yo hubiera preferido tocar ese tema pasando las fechas para no correr el riesgo de escandalizar a nadie, sin embargo preferí abrir la posibilidad de reflexionar al respecto, al tiempo que el mundo vive la navidad, quizá Dios nos permita ser útiles para comunicar el evangelio y debemos estar “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en nosotros” (1 Pedro 3:15). Ruego a Dios, para que su Santo Espíritu ilumine nuestras mentes y nuestros corazones.
Los no creyentes me preguntaron acerca de si los cristianos celebrábamos la navidad, ¿Hacen ustedes posadas? ¿Ponen árboles de navidad? ¿Colocan nacimientos? ¿Adornan sus casas con luces, coronas en las puertas y dan regalos? ¿Creen en Santa Claus y en los Santos Reyes? ¿Usan ropa interior roja en año nuevo? ¿Rompen piñatas? ¿Cenan de forma especial la noche del 24? ¿Cantan villancicos y participan en pastorelas? ¿Hacen bromas o piden prestado el día de los “santos inocentes”? ¿Tienen alguna “misa” especial como los católicos? Es probable que a muchos de ustedes les hayan formulado preguntas similares.
Los recién convertidos también son sensibles a continuar con algunas prácticas que Dios desaprueba, pero que por experiencia propia, sabemos que vamos abandonando cuando somos discipulados con la leche espiritual no adulterada y posteriormente con el alimentos sólido (Hebreos 5:13-14).
Lo que es un poco más difícil es con las prácticas que se llevan a cabo siguiendo la corriente de este mundo, algunas que son inofensivas y otras que lo parecen y no lo son. Hay algunas de esas preguntas que tienen respuesta fáciles, por ejemplo: desde luego que no creemos en Santa Claus ni en los Santos Reyes (aunque no faltan hermanos que sí lo colocan como adorno en sus casa e iglesias o fomentan la creencia de su existencia en sus hijos). Nosotros, ahora vemos en sus imágenes figuras que ha producido la idolatría y la vida de deseos desordenados que impulsan al consumo inconsciente y destructor. Santa Claus, el “actual guardián del espíritu navideño” es la principal figura publicitaria de la Coca-Cola, marca de refresco de la que hemos tenida noticia de su muy probable cercanía con las prácticas ocultistas, y de lo que sí tenemos plenitud de certeza es que es un producto que además de costo, daña nuestro cuerpo, el templo de Dios.
Los Tres Reyes Magos, que a lo mejor ni eran tres, ni son reyes, ni son magos han sido utilizados para añadirlos al cúmulo interminable de dioses que el catolicismo llama “santos”. Estoy seguro que en la eternidad podremos encontrarnos con los sabios que adoraron a Jesucristo, guiados por la estrella y los ángeles, desde su nacimiento y serán diametralmente opuestos a los que el mundo actualmente adora. Aunque sirven para controlar un poco a los niños con aquello de “sígase portando mal y vera no le traen nada los santos reyes, verdad de la buena”
No. No celebramos posadas. Espero que si te han invitado a alguna hayas explicado la razón de tu fe. Los cristianos, procuramos no participar de celebraciones que tiene profunda inclinación idolátrica. Si son tradicionales se llevan a cabo rezos y evocaciones que parecen “mantras” denominadas letanías, mientras que figuras son transportadas de un lado a otro, cumpliendo un novenario, es decir una serie de nueve días en donde se realizan rezos y ofrendas. Si no es tradicional, peor tantito, pues por lo regular son reuniones en donde abundan las bebidas alcohólicas y música que no resulta edificante.
Las fiestas decembrinas son el ejemplo particular de los excesos. Exceso de comida, cuando Dios dice: “Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (1Co 6:13); De bebidas embriagantes “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18), exceso de gastos aun cuando no es nuestro dinero sino de Dios, exceso de incertidumbres y de depresiones. Siempre me ha impactado saber que es una época del año en donde se registran aumentos en las crisis depresivas y se incrementan los casos de suicidio.
En estos momentos, que como congregación estamos orando por el programa evangelístico del próximo sábado 19 de diciembre (si no has orado aun, no lo dejes para mañana), creo que debemos de poner nuestro mayor esfuerzo en predicar el evangelio. La mayoría en el mundo se van a entregar al desorden de las fiestas, pero al mismo tiempo están esperando escuchar una historia de navidad, de nostros depende si oyen de Cristo o del osito polar de peluche. Nosotros tenemos el mejor tema de diciembre, nosotros tenemos el mejor tema de año nuevo, el mejor tema de amor en febrero, la verdad de semana santa, la mejor historia de todo el año. Amados hermanos, abracemos hoy las palabras de Dios a Timoteo (y a nosotros) por medio de nuestro hermano Pablo: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.” (2 Tim 4:1-2).
Espero sus opiniones. Próxima entrega “El árbol de navidad”, por lo pronto les dejo esta caricatura.
Sé que la forma de la pregunta trae ya adherida una respuesta, pero creo que el título también debe ser llamativo, de ante mano una disculpa, pero hace algunos días fui impelido a externar mi opinión respecto de las celebraciones navideñas. Primero algunos inconversos, también una cristiana recién convertida y finalmente recibí un correo de un hermano de Querétaro respecto del árbol de navidad.
Yo hubiera preferido tocar ese tema pasando las fechas para no correr el riesgo de escandalizar a nadie, sin embargo preferí abrir la posibilidad de reflexionar al respecto, al tiempo que el mundo vive la navidad, quizá Dios nos permita ser útiles para comunicar el evangelio y debemos estar “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en nosotros” (1 Pedro 3:15). Ruego a Dios, para que su Santo Espíritu ilumine nuestras mentes y nuestros corazones.
Los no creyentes me preguntaron acerca de si los cristianos celebrábamos la navidad, ¿Hacen ustedes posadas? ¿Ponen árboles de navidad? ¿Colocan nacimientos? ¿Adornan sus casas con luces, coronas en las puertas y dan regalos? ¿Creen en Santa Claus y en los Santos Reyes? ¿Usan ropa interior roja en año nuevo? ¿Rompen piñatas? ¿Cenan de forma especial la noche del 24? ¿Cantan villancicos y participan en pastorelas? ¿Hacen bromas o piden prestado el día de los “santos inocentes”? ¿Tienen alguna “misa” especial como los católicos? Es probable que a muchos de ustedes les hayan formulado preguntas similares.
Los recién convertidos también son sensibles a continuar con algunas prácticas que Dios desaprueba, pero que por experiencia propia, sabemos que vamos abandonando cuando somos discipulados con la leche espiritual no adulterada y posteriormente con el alimentos sólido (Hebreos 5:13-14).
Lo que es un poco más difícil es con las prácticas que se llevan a cabo siguiendo la corriente de este mundo, algunas que son inofensivas y otras que lo parecen y no lo son. Hay algunas de esas preguntas que tienen respuesta fáciles, por ejemplo: desde luego que no creemos en Santa Claus ni en los Santos Reyes (aunque no faltan hermanos que sí lo colocan como adorno en sus casa e iglesias o fomentan la creencia de su existencia en sus hijos). Nosotros, ahora vemos en sus imágenes figuras que ha producido la idolatría y la vida de deseos desordenados que impulsan al consumo inconsciente y destructor. Santa Claus, el “actual guardián del espíritu navideño” es la principal figura publicitaria de la Coca-Cola, marca de refresco de la que hemos tenida noticia de su muy probable cercanía con las prácticas ocultistas, y de lo que sí tenemos plenitud de certeza es que es un producto que además de costo, daña nuestro cuerpo, el templo de Dios.
Los Tres Reyes Magos, que a lo mejor ni eran tres, ni son reyes, ni son magos han sido utilizados para añadirlos al cúmulo interminable de dioses que el catolicismo llama “santos”. Estoy seguro que en la eternidad podremos encontrarnos con los sabios que adoraron a Jesucristo, guiados por la estrella y los ángeles, desde su nacimiento y serán diametralmente opuestos a los que el mundo actualmente adora. Aunque sirven para controlar un poco a los niños con aquello de “sígase portando mal y vera no le traen nada los santos reyes, verdad de la buena”
No. No celebramos posadas. Espero que si te han invitado a alguna hayas explicado la razón de tu fe. Los cristianos, procuramos no participar de celebraciones que tiene profunda inclinación idolátrica. Si son tradicionales se llevan a cabo rezos y evocaciones que parecen “mantras” denominadas letanías, mientras que figuras son transportadas de un lado a otro, cumpliendo un novenario, es decir una serie de nueve días en donde se realizan rezos y ofrendas. Si no es tradicional, peor tantito, pues por lo regular son reuniones en donde abundan las bebidas alcohólicas y música que no resulta edificante.
Las fiestas decembrinas son el ejemplo particular de los excesos. Exceso de comida, cuando Dios dice: “Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (1Co 6:13); De bebidas embriagantes “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18), exceso de gastos aun cuando no es nuestro dinero sino de Dios, exceso de incertidumbres y de depresiones. Siempre me ha impactado saber que es una época del año en donde se registran aumentos en las crisis depresivas y se incrementan los casos de suicidio.
En estos momentos, que como congregación estamos orando por el programa evangelístico del próximo sábado 19 de diciembre (si no has orado aun, no lo dejes para mañana), creo que debemos de poner nuestro mayor esfuerzo en predicar el evangelio. La mayoría en el mundo se van a entregar al desorden de las fiestas, pero al mismo tiempo están esperando escuchar una historia de navidad, de nostros depende si oyen de Cristo o del osito polar de peluche. Nosotros tenemos el mejor tema de diciembre, nosotros tenemos el mejor tema de año nuevo, el mejor tema de amor en febrero, la verdad de semana santa, la mejor historia de todo el año. Amados hermanos, abracemos hoy las palabras de Dios a Timoteo (y a nosotros) por medio de nuestro hermano Pablo: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.” (2 Tim 4:1-2).
Espero sus opiniones. Próxima entrega “El árbol de navidad”, por lo pronto les dejo esta caricatura.
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