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7 de diciembre de 2009

1 Pedro 1:14: COMO HIJOS OBEDIENTES, NO OS CONFORMÉIS A LOS DESEOS QUE ANTES TENÍAIS ESTANDO EN VUESTRA IGNORANCIA. Primera Parte

Deseo a los hermanos que hoy, 6 de diciembre, dieron testimonio de la fe que profesan en Jesucristo por medio del bautizo, que permanezca en ellos el gozo que da estar obedeciendo a Dios. Felicidades a Elda, Guillermo, Gabriel y Amecatzin.
Aseguré en la nota anterior (el que lee entienda) que trataríamos algo de las epístolas de Pedro, pero hoy las palabras del Anciano Daniel me orillaron a esta reflexión. Para los que no estuvieron les diré que el hermano nos predicó sobre la importancia de obedecer a Dios y como ello nos permite edificar sobre la roca (Mateo 7:24).
Obedecer fue definido más o menos en los siguientes términos: “Es hacer las cosas cómo y cuándo se nos ordenan” y me pregunté… ¿Acaso habrá alguien que sea desobediente? Y creo que no hay ninguno desobediente. Antes de alarmas y vestiduras rasgadas permitan explicarme.
Creo que nadie puede estar sin obedecer a alguien o algo. Muchos que no confían en Cristo o que se han alejado por causa del pecado, aseguran que se guían por su prudencia o por las reglas que su conciencia, humana e imperfecta le indica, pero hay camino que al hombre le parece derecho pero al final conduce a la muerte (Prov. 14:12). En realidad no obedecen a sus propios pensamientos y deseos, sino a los de alguien más, que es profesional del engaño. El que no obedece a Dios, está haciendo la voluntad de satanás. Repito… el que no obedece a Dios, está haciendo la voluntad de satanás. Ya sea de forma directa, en franca rebeldía a los designios de Cristo o por los medios sutiles (pero igual de peligrosos) de la carne y el sistema pecaminoso del mundo, los enemigos del creyente.
Los judíos, en una ocasión le aseguraron a Jesús que ellos no eran esclavos por que tenían por escudo ser hijos o descendientes de Abraham, mientras que el Señor les insistía que quien hace pecado, esclavo es del pecado y aun más, el les aseguró lo siguiente: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” (Juan 8:31-44) El que consiente en la muerte de Jesucristo sin apropiarse de ella como el sacrificio que paga por completo por sus pecados o el que miente diciendo que Cristo no es Dios, está cumpliendo los deseos del diablo y le obedece.
En cuanto a la carne veamos algunos pasajes de la Palabra de Dios: En la carta a los romanos, Pablo asegura que los duros (rebeldes) y de corazón no arrepentido, les espera la ira de Dios, porque “no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia” (Romanos 2:1-8). En esta misma epístola se desenmascara a la carne y su voluntad perversa cuando Pablo asegura que nuestro deseo es deleitarnos en la ley de Dios, pero hay una ley (un mandato u orden) en nuestros miembros que se rebela a Dios y que nos empuja al pecado (Romanos 7:22-25). Jesucristo mismo advirtió de esta ley de la carne que impidió a sus discípulos a mantenerse orando en Getsemaní “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Marcos 14:38). La respuesta, directa en la Biblia, por la que nos dice Dios en el capítulo 8 de la carta a los romanos: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” Recomiendo la lectura completa de este capítulo y la oración constante en nuestro corazón rogando a Dios que nos mantenga llenos del Espíritu Santo.
Espero sus correcciones a ictuscopil@gmail.com o a copil_2002@hotmail.com.

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